El
doctor Richard Davidson, quien dirige el “Centro para las Investigaciones de
Mentes Saludables de la Universidad de Wisconsin”, ha investigado porque
algunas personas son más positivas que otras o más capaces de sobreponerse al
dolor emocional o a situaciones adversas. Encontró que el nivel de resilencia se traduce en importantes
diferencias en la actividad cerebral.
La actividad cerebral y los circuitos
emocionales están conectados al pensamiento
y son por lo tanto más accesibles a nuestra voluntad consciente.
Esto no quiere decir que podamos sentir
lo que queremos; quiere decir que podemos modular las emociones. Lo más
interesante es que tanto Davidson como otros expertos en emociones y cerebro
han encontrado evidencias de que podemos enseñar a nuestro cerebro a modular
las emociones. La clave radica en la neuroplasticidad.
El descubrimiento más destacado al respecto es
el crecimiento de nuevas células cerebrales o neuronas o neurogénesis. “Se sabe que el estrés puede perjudicar la
neurogenésis, y sabemos que cierto tipo de actividades pueden promoverla”,
señala Davidson.
Se ha observado además que los circuitos de
conexiones neuronales o sinapsis, también pueden modificarse. Esto sucede
cuando las personas se vuelven expertas en alguna actividad, como tocar el
piano, practicar ajedrez o jugar tenis. Con la acumulación de horas de práctica
se va trazando y reforzando en su cerebro una nueva ruta de comunicación entre
neuronas de diferentes regiones cerebrales, y esto facilita el
perfeccionamiento.
La plasticidad del cerebro permite que modifiquemos nuestras emociones, o al menos la forma en que las experimentamos. “Encontramos que
la mayoría de las personas puede aprender a transformar sus emociones por medio
de ciertas técnicas y prácticas. Esto no significa que el cerebro sea
infinitamente maleable, sino que somos capaces de tener cambios de gran escala
en formas que van más allá de lo que reconocíamos hace 20 años”, refiere
Davidson.
Uno de los métodos más efectivos es la
meditación; esta puede inducir cambios funcionales y estructurales en el
cerebro, en los patrones de conexiones (neuronales) y en el organismo.
Notas
del artículo ¿Podemos elegir que sentir? de Verónica Guerrero M. Revista: ¿Cómo ves?
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