martes, 12 de mayo de 2015

Las Cinco Leyes del Oro


Sencillas y sabias lecciones plasmadas en el libro El Hombre más Rico de Babilonia de George S. Clason. A continuación las cinco leyes del oro.

 

Primera Ley:

“El oro viene gustosamente y en cantidades crecientes a cualquier hombre que separa no menos de un décimo de sus ganancias para crear un patrimonio para su futuro y el de su familia”.

 

Cualquier hombre que ahorre un décimo de sus ganancias constantemente e invierta sabiamente, creará seguramente un valioso patrimonio que lo proveerá de un ingreso para él en el futuro y, más adelante, garantizará seguridad para su familia, en caso de que los dioses lo llamen al mundo de la oscuridad. Esta ley dice que el oro siempre viene gustosamente a tal hombre. Yo puedo certificar verdaderamente esto en mi propia vida. Mientras más oro acumulo, más rápidamente viene a mí en cantidades crecientes. El oro que yo ahorro gana más, igual que el de ustedes lo hará, y sus ganancias ganarán más, y este es el resultado de la primera ley.

 

Segunda Ley:

“El oro trabaja gustosa y diligentemente para el sabio poseedor que le encuentra empleo redituable, multiplicándose como los rebaños del campo”.

 

El oro es, ciertamente, un voluntarioso trabajador. Está siempre ansioso de multiplicarse cuando la oportunidad se presenta. Para cada hombre que tiene un depósito de oro ahorrado, la oportunidad viene para su uso más redituable. Conforme pasan los años, se multiplica a sí mismo en forma sorprendente.

 

Tercera Ley:

“El oro se adhiere a la protección del poseedor precavido que lo invierte bajo el consejo de hombres sabios en su manejo”.

 

El oro, ciertamente, se adhiere al poseedor precavido, así como huye del poseedor descuidado. El hombre que busca el consejo de los hombres sabios en el manejo del oro, pronto aprende a no arriesgar su tesoro, sino conservarlo con seguridad y disfrutar con agrado su consistente aumento.

 

Cuarta Ley:

“El oro huye del hombre que lo invierte en negocios o propósitos con los cuales no está familiarizado o que no son aprobados por aquellos hábiles en su conservación”.

 

Para el hombre que tiene oro, aunque no sea hábil en su manejo, aparecen muchos usos redituables. Muy a menudo, éstos están cargados con peligro de pérdida, y si son apropiadamente analizados por los hombres sabios, muestran pequeñas posibilidades de ganancia. Por lo tanto, el inexperto propietario del oro, quien confía en su propio juicio y lo invierte en negocios o propósitos con los cuales no está familiarizado, muy a menudo descubre que su juicio es imperfecto y paga con su tesoro su inexperiencia. Sabio es, ciertamente, el que invierte su tesoro bajo el consejo de hombres hábiles en el manejo del oro.

 

Quinta Ley:

“El oro huye del hombre que lo fuerza a ganancias imposibles, o de quien sigue los seductores consejos de embaucadores e intrigantes, o de quien confía en su propia inexperiencia y románticos deseos de invertir”.

 

Fantásticas proposiciones, que emocionan como cuentos de aventuras, siempre vienen a un nuevo propietario de oro. Éstas parecen dotar su tesoro con mágicos poderes que lo capacitarán para hacer ganancias imposibles. Pero presten atención a los hombres sabios, pues en verdad ellos conocen los riesgos que acechan detrás de cada plan para hacer ganancias repentinas.

 

Audiolibro: El Hombre más Rico de Babilonia de George S. Clason: https://m.youtube.com/watch?v=k85WEsFPocw&autoplay=1

 


 
 

 

Clason, George. El hombre más rico de Babilonia. Ediciones Castillo. México 1999.

 


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