Sencillas y sabias lecciones plasmadas en el
libro El Hombre más Rico de Babilonia de
George S. Clason. A continuación las cinco leyes del oro.
Primera Ley:
“El oro
viene gustosamente y en cantidades crecientes a cualquier hombre que separa no
menos de un décimo de sus ganancias para crear un patrimonio para su futuro y
el de su familia”.
Cualquier hombre que ahorre un
décimo de sus ganancias constantemente e invierta sabiamente, creará
seguramente un valioso patrimonio que lo proveerá de un ingreso para él en el
futuro y, más adelante, garantizará seguridad para su familia, en caso de que
los dioses lo llamen al mundo de la oscuridad. Esta ley dice que el oro siempre
viene gustosamente a tal hombre. Yo puedo certificar verdaderamente esto en mi
propia vida. Mientras más oro acumulo, más rápidamente viene a mí en cantidades
crecientes. El oro que yo ahorro gana más, igual que el de ustedes lo hará, y
sus ganancias ganarán más, y este es el resultado de la primera ley.
Segunda Ley:
“El oro
trabaja gustosa y diligentemente para el sabio poseedor que le encuentra empleo
redituable, multiplicándose como los rebaños del campo”.
El oro es, ciertamente, un
voluntarioso trabajador. Está siempre ansioso de multiplicarse cuando la
oportunidad se presenta. Para cada hombre que tiene un depósito de oro
ahorrado, la oportunidad viene para su uso más redituable. Conforme pasan los
años, se multiplica a sí mismo en forma sorprendente.
Tercera Ley:
“El oro se
adhiere a la protección del poseedor precavido que lo invierte bajo el consejo
de hombres sabios en su manejo”.
El oro, ciertamente, se adhiere
al poseedor precavido, así como huye del poseedor descuidado. El hombre que
busca el consejo de los hombres sabios en el manejo del oro, pronto aprende a
no arriesgar su tesoro, sino conservarlo con seguridad y disfrutar con agrado
su consistente aumento.
Cuarta Ley:
“El oro
huye del hombre que lo invierte en negocios o propósitos con los cuales no está
familiarizado o que no son aprobados por aquellos hábiles en su conservación”.
Para el hombre que tiene oro,
aunque no sea hábil en su manejo, aparecen muchos usos redituables. Muy a
menudo, éstos están cargados con peligro de pérdida, y si son apropiadamente
analizados por los hombres sabios, muestran pequeñas posibilidades de ganancia.
Por lo tanto, el inexperto propietario del oro, quien confía en su propio
juicio y lo invierte en negocios o propósitos con los cuales no está
familiarizado, muy a menudo descubre que su juicio es imperfecto y paga con su
tesoro su inexperiencia. Sabio es, ciertamente, el que invierte su tesoro bajo
el consejo de hombres hábiles en el manejo del oro.
Quinta Ley:
“El oro
huye del hombre que lo fuerza a ganancias imposibles, o de quien sigue los
seductores consejos de embaucadores e intrigantes, o de quien confía en su
propia inexperiencia y románticos deseos de invertir”.
Fantásticas proposiciones, que
emocionan como cuentos de aventuras, siempre vienen a un nuevo propietario de
oro. Éstas parecen dotar su tesoro con mágicos poderes que lo capacitarán para
hacer ganancias imposibles. Pero presten atención a los hombres sabios, pues en
verdad ellos conocen los riesgos que acechan detrás de cada plan para hacer
ganancias repentinas.
Audiolibro: El Hombre más Rico de Babilonia de
George S. Clason: https://m.youtube.com/watch?v= k85WEsFPocw&autoplay=1
Audiolibro
completo: https://www.youtube.com/watch?v=yahkJb-i76Q#action=share
Clason, George. El hombre más rico de Babilonia. Ediciones Castillo. México 1999.
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