Tener
esperanza es creer que el destino puede cambiar. Es confiar en que se va a
tener suerte. Es estar convencido de que hay soluciones. Es un sentimiento
positivo relacionado con la espera. Tener esperanza impide que caigamos en el
desánimo, en la depresión y que demos algo por perdido. Cuando la pierdes,
dejas de involucrarte con tu objetivo, pierdes el interés y no inviertes el
esfuerzo, el trabajo ni la creatividad que requiere la situación.
Esperanza
viene del latín “sperare”, que significa esperar. Tener esperanza es esperar
soluciones. Entre las fortalezas humanas que nos permiten estar fuertes frente
a la debilidad emocional, se encuentran el optimismo, las habilidades sociales,
la honestidad, la ética, valores como la perseverancia, la capacidad de disfrutar
y fluir y la esperanza.
Tener
esperanza puede ser un hecho activo o pasivo. Puedes confiar y esperar que todo
cambie o puedes intervenir y protagonizar el cambio. Ambas influyen de forma
positiva, pero el control y la seguridad son mayores cuando participas en la
construcción en tu destino. Una persona con esperanza activa:
- Espera cosas buenas del futuro,
con lo que la atención está puesta en ver oportunidades.
- Aprovecha las circunstancias e
interviene en las ocasiones que le brinda su entorno. Su éxito y fracaso dependen de
ella.
- Confía en su capacidad, sus
recursos y su talento.
- Tienen un estilo resolutivo para afrontar los problemas.
Existen personas que esperan que las cosas ocurran y otros que intervienen para
que sucedan.
La esperanza se puede cultivar, solo hace falta seguir unos
sencillos consejos:
1. Decide qué significa
tener esperanza para ti. Para unos puede tener un
significado y para ti, otro. Define qué esperas y ponlo por escrito.
2. Recuerda que puedes
hacer todos los cambios que te propongas. Tienes y tendrás
capacidad de aprendizaje toda la vida. Tú puedes intervenir en tu destino.
3. Pide ayuda, no estás
solo. Hay muchas personas que te puede ayudar pero necesitan conocer
tus necesidades. Rodéate de personas que te den apoyo. Sentirte querido,
protegido y escuchado ayuda a mantener el ánimo. Contar con apoyo y con una
mente que piensa de forma distinta a la nuestra puede darnos ideas que jamás
hubiéramos pensado.
4. Elabora planes. ¿Cómo
te gustaría que fuera tu vida? Visualiza lo que ves, dónde te ves y qué
necesitas para llegar allí. Recuerda que siempre hay algo más que se puede
hacer. La idea de no es posible, esto se
ha terminado, no puedo hacer nada te limita e impide ver soluciones.
5. Entrena tu creatividad. No
encuentras soluciones no porque no existan, sino porque igual analizas el
problema desde un punto de vista muy limitado. Solemos analizar los problemas
desde nuestra escala de valores, experiencia y visión del mundo. Pero existen
más alternativas.
6. Analiza qué parte de la
vida es controlable y cuál no. Así podrás centrarte en lo que
depende de ti.
7. Cuídate y trabaja tu
autoestima. La esperanza se sustenta en los recursos y la experiencia que
tenemos. Por ello cuidar tu autoestima es parte fundamental para tener
esperanza. Busca en tu pasado momentos de superación y de aprendizaje que
puedan servirte en el ahora.
8. Elige tu entorno. La
esperanza también depende de la confianza que nos inspira nuestro alrededor.
Los profesionales que nos atienden, los recursos de los que disponemos, los
avances de la ciencia, etc.
9. Involúcrate en acciones
desinteresadas. Busca participar en algún voluntariado y actúa de apoyo para
otros. Cuando trabajas tu altruismo, tu visión cambia. Te sientes mejor contigo
mismo y mejora tu nivel de bienestar y compromiso.
10. Practica hábitos de
vida saludables que te ayuden a tener un buen estado de ánimo.
Descansa, come de forma sana, cuida tu higiene, practica ejercicio, ríe y ten
tiempo para ti. Cuida de tu físico, tu mente y tus emociones. La ansiedad y la
tristeza impiden evaluar lo que nos ocurre con objetividad. La relajación y la
meditación te aportarán serenidad y paz.
Datos obtenidos en estudios
psicológicos afirman que la fortaleza personal, la autoeficacia y el optimismo
son importantísimos para vivir y tener
esperanza es determinante. La idea de
que algo bueno va llegar, algo bueno en lo que tú te puedes involucrar,
promueve un estado saludable fortaleciendo nuestro sistema inmune, evitando la
respuesta de ansiedad que se genera cuando nos sentimos indefensos ante las
amenazas y mejorando nuestro estado anímico.
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