miércoles, 13 de abril de 2016

Tener Esperanza


Tener esperanza es creer que el destino puede cambiar. Es confiar en que se va a tener suerte. Es estar convencido de que hay soluciones. Es un sentimiento positivo relacionado con la espera. Tener esperanza impide que caigamos en el desánimo, en la depresión y que demos algo por perdido. Cuando la pierdes, dejas de involucrarte con tu objetivo, pierdes el interés y no inviertes el esfuerzo, el trabajo ni la creatividad que requiere la situación.
Esperanza viene del latín “sperare”, que significa esperar. Tener esperanza es esperar soluciones. Entre las fortalezas humanas que nos permiten estar fuertes frente a la debilidad emocional, se encuentran el optimismo, las habilidades sociales, la honestidad, la ética, valores como la perseverancia, la capacidad de disfrutar y fluir y la esperanza.

Tener esperanza puede ser un hecho activo o pasivo. Puedes confiar y esperar que todo cambie o puedes intervenir y protagonizar el cambio. Ambas influyen de forma positiva, pero el control y la seguridad son mayores cuando participas en la construcción en tu destino. Una persona con esperanza activa:
- Espera cosas buenas del futuro, con lo que la atención está puesta en ver oportunidades.
- Aprovecha las circunstancias e interviene en las ocasiones que le brinda su entorno. Su éxito y fracaso dependen de ella.
- Confía en su capacidad, sus recursos y su talento.
- Tienen un estilo resolutivo para afrontar los problemas. Existen personas que esperan que las cosas ocurran y otros que intervienen para que sucedan.

La esperanza se puede cultivar, solo hace falta seguir unos sencillos consejos:
1. Decide qué significa tener esperanza para ti. Para unos puede tener un significado y para ti, otro. Define qué esperas y ponlo por escrito.
2. Recuerda que puedes hacer todos los cambios que te propongas. Tienes y tendrás capacidad de aprendizaje toda la vida. Tú puedes intervenir en tu destino.
3. Pide ayuda, no estás solo. Hay muchas personas que te puede ayudar pero necesitan conocer tus necesidades. Rodéate de personas que te den apoyo. Sentirte querido, protegido y escuchado ayuda a mantener el ánimo. Contar con apoyo y con una mente que piensa de forma distinta a la nuestra puede darnos ideas que jamás hubiéramos pensado.
4. Elabora planes. ¿Cómo te gustaría que fuera tu vida? Visualiza lo que ves, dónde te ves y qué necesitas para llegar allí. Recuerda que siempre hay algo más que se puede hacer. La idea de no es posible, esto se ha terminado, no puedo hacer nada te limita e impide ver soluciones.
5. Entrena tu creatividad. No encuentras soluciones no porque no existan, sino porque igual analizas el problema desde un punto de vista muy limitado. Solemos analizar los problemas desde nuestra escala de valores, experiencia y visión del mundo. Pero existen más alternativas.
6. Analiza qué parte de la vida es controlable y cuál no. Así podrás centrarte en lo que depende de ti.
7. Cuídate y trabaja tu autoestima. La esperanza se sustenta en los recursos y la experiencia que tenemos. Por ello cuidar tu autoestima es parte fundamental para tener esperanza. Busca en tu pasado momentos de superación y de aprendizaje que puedan servirte en el ahora.
8. Elige tu entorno. La esperanza también depende de la confianza que nos inspira nuestro alrededor. Los profesionales que nos atienden, los recursos de los que disponemos, los avances de la ciencia, etc.
9. Involúcrate en acciones desinteresadas. Busca participar en algún voluntariado y actúa de apoyo para otros. Cuando trabajas tu altruismo, tu visión cambia. Te sientes mejor contigo mismo y mejora tu nivel de bienestar y compromiso.
10. Practica hábitos de vida saludables que te ayuden a tener un buen estado de ánimo. Descansa, come de forma sana, cuida tu higiene, practica ejercicio, ríe y ten tiempo para ti. Cuida de tu físico, tu mente y tus emociones. La ansiedad y la tristeza impiden evaluar lo que nos ocurre con objetividad. La relajación y la meditación te aportarán serenidad y paz.
Datos obtenidos en estudios psicológicos afirman que la fortaleza personal, la autoeficacia y el optimismo son importantísimos para vivir y  tener esperanza es determinante.  La idea de que algo bueno va llegar, algo bueno en lo que tú te puedes involucrar, promueve un estado saludable fortaleciendo nuestro sistema inmune, evitando la respuesta de ansiedad que se genera cuando nos sentimos indefensos ante las amenazas y mejorando nuestro estado anímico.

Autor: Patricia Ramírez Loeffler. El País. 10/IV/16.

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