¿Por qué, cuando aparentemente las cosas son muy negativas, en algunas personas, sobre todo en empresarios-emprendedores, surge una especie de fuerza que permite acometer y resistir? Seguramente es una cuestión de actitud, nos dice el doctor Carlos Ruiz González, profesor del IPADE
Lo ha dicho igualmente Víctor
Frankl en El hombre en busca de sentido
y más recientemente Stephen Covey en el bestseller Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva.
La actitud lo es todo (o casi
todo) ante problemas imposibles de superar. Una buena actitud logra en primer
lugar, enfrentar los problemas y hasta lograr superarlos mediante una victoria.
El caso de Frankl quien fue
llevado a un campo de concentración constituye una situación extrema. Sin
embargo se puso a observar y se dio cuenta que los pocos sobrevivientes del
campo tenían algo en común: una buena actitud ante las situaciones
tremendamente adversas que enfrentaban.
“Los que sobrevivían tenían
una cosa en común”, señalaba Frankl. “Tenían una visión. Se veían superando la
difícil situación y eso hacía que no les afectara; se imaginaban haciendo cosas
después de haber salido del campo”. El propio Frankl se visualizaba impartiendo
conferencias exitosas ante auditorios llenos (algo que vivió posteriormente).
“Si tienes un qué, encontrarás
el cómo¨, afirmaba Frankl. No se necesita decir más para afirmar el enorme
poder de una visión; tan grande, que va de acuerdo con esa frase tan actual: “Ten
cuidado de lo que deseas…, porque lo puedes conseguir”. Ése es precisamente el
poder de la visión, como afirmaba Collins en su libro Built to last, que tiene un propósito audaz, difícil de obtener.
También lo decía Carlos Llano: Más vale proponerse algo difícil y no
alcanzarlo, que proponerse ser mediocre y lograrlo”.
Y no sólo es la visión,
también cuenta la actitud ganadora, triunfante, de quien sabe que lo que se
propone es difícil (un buen líder nunca deja de ser realista) pero alcanzable.
Una buena actitud ayuda a que los problemas nos afecten “como nosotros dejamos
que nos afecten”, ni más ni menos. Ahí está el quid del asunto. Lo externo, por muy complicado y tremendo que sea,
nos afectará solamente lo que permitamos que nos afecte.
Los buenos directores, los
buenos líderes, los emprendedores exitosos, toman el futuro en sus manos y no
dependen de los que otros hagan. Toman la iniciativa, siempre están inconformes
con la situación pero no se limitan a lamentarse, todo lo contrario, hacen un
buen diagnóstico y definen un buen proyecto (una buena estrategia) para
modificar dicha situación. En resumen, ven la realidad objetivamente e,
inconformes con ella, la modifican.
"La actitud está en el inicio
de este proceso de modificar la realidad. Actitud de vencedores, actitud fuerte
que no se deja influir por un entorno adverso, actitud templada que domina las
propias pasiones en busca de un objetivo superior, actitud justa que da a cada
quien lo que le corresponde y sobre todo, actitud prudente que diagnostica,
evalúa, decide y actúa siempre, teniendo en cuenta principios éticos, nunca
dejándose llevar por la adversidad" –concluye Ruiz González.
No hay comentarios:
Publicar un comentario