lunes, 15 de julio de 2013

Todo es cuestión de actitud



¿Por qué, cuando aparentemente las cosas son muy negativas, en algunas personas, sobre todo en empresarios-emprendedores, surge una especie de fuerza que permite acometer y resistir? Seguramente es una cuestión de actitud, nos dice el  doctor Carlos Ruiz González, profesor del IPADE

Lo ha dicho igualmente Víctor Frankl en El hombre en busca de sentido y más recientemente Stephen Covey en el bestseller Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva.

La actitud lo es todo (o casi todo) ante problemas imposibles de superar. Una buena actitud logra en primer lugar, enfrentar los problemas y hasta lograr superarlos mediante una victoria.

El caso de Frankl quien fue llevado a un campo de concentración constituye una situación extrema. Sin embargo se puso a observar y se dio cuenta que los pocos sobrevivientes del campo tenían algo en común: una buena actitud ante las situaciones tremendamente adversas que enfrentaban.

“Los que sobrevivían tenían una cosa en común”, señalaba Frankl. “Tenían una visión. Se veían superando la difícil situación y eso hacía que no les afectara; se imaginaban haciendo cosas después de haber salido del campo”. El propio Frankl se visualizaba impartiendo conferencias exitosas ante auditorios llenos (algo que vivió posteriormente).

“Si tienes un qué, encontrarás el cómo¨, afirmaba Frankl. No se necesita decir más para afirmar el enorme poder de una visión; tan grande, que va de acuerdo con esa frase tan actual: “Ten cuidado de lo que deseas…, porque lo puedes conseguir”. Ése es precisamente el poder de la visión, como afirmaba Collins en su libro Built to last, que tiene un propósito audaz, difícil de obtener. También lo decía Carlos Llano: Más vale proponerse algo difícil y no alcanzarlo, que proponerse ser mediocre y lograrlo”.

Y no sólo es la visión, también cuenta la actitud ganadora, triunfante, de quien sabe que lo que se propone es difícil (un buen líder nunca deja de ser realista) pero alcanzable. Una buena actitud ayuda a que los problemas nos afecten “como nosotros dejamos que nos afecten”, ni más ni menos. Ahí está el quid del asunto. Lo externo, por muy complicado y tremendo que sea, nos afectará solamente lo que permitamos que nos afecte.

Los buenos directores, los buenos líderes, los emprendedores exitosos, toman el futuro en sus manos y no dependen de los que otros hagan. Toman la iniciativa, siempre están inconformes con la situación pero no se limitan a lamentarse, todo lo contrario, hacen un buen diagnóstico y definen un buen proyecto (una buena estrategia) para modificar dicha situación. En resumen, ven la realidad objetivamente e, inconformes con ella, la modifican.

"La actitud está en el inicio de este proceso de modificar la realidad. Actitud de vencedores, actitud fuerte que no se deja influir por un entorno adverso, actitud templada que domina las propias pasiones en busca de un objetivo superior, actitud justa que da a cada quien lo que le corresponde y sobre todo, actitud prudente que diagnostica, evalúa, decide y actúa siempre, teniendo en cuenta principios éticos, nunca dejándose llevar por la adversidad" –concluye Ruiz González.

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