domingo, 22 de diciembre de 2013

La Izquierda mexicana frente a la Reforma Energética.



De: Javier Morlett Macho.


La ética marxista-socialista implica una distribución de la riqueza igualitaria, en donde el ingreso depende de las necesidades de las personas sin importar su aportación a la riqueza de un país. En este sistema económico la propiedad privada es negada porque representa el origen de la "perversa" acumulación de capital, origen de la explotación del proletariado, propone al Estado como propietario de los factores de producción para garantizar y anula las capacidades individuales a favor de una visión colectivista. Sin duda esta filosofía es muy atractiva porque marca una escala de valores socialmente aceptable, es por eso que muchos idealistas simpatizan con esta ideología y han hecho una apología interminable a favor de estos nobles preceptos. En la “praxis” el sistema marxista-socialista fracaso en su intento por lograr mejores de vida para la gente, los resultados fueron catastróficos y condujo a los países socialistas y a sus habitantes a la mayor pobreza

La ética capitalista-liberal por su parte sostiene una ética totalmente contraria: el individualismo, el egoísmo, el hedonismos y el liberalismo son los motores de un sistema de mercado que asigna los precios de bienes en el mercado en función de su escasez, acepta y promueve la propiedad privada como el mejor medio para formar capitalistas que al acumular riqueza esta podrá ser repartido a sus trabajadores a través del sueldo u honorarios bajo el fundamento de que “gana mas quien es mas productivo”, esta ideología superpone al individuo sobre la colectividad, porque se afirma es la suma de beneficios individuales lo a la larga logra el beneficio de todos. Paradójicamente esta doctrina que parte de valores éticos socialmente inaceptables, en la “praxis” ha permitido que los países que la adoptan sean los más ricos de mundo y su población tiene una mejor forma de vida.

La reforma energética recientemente aprobada es rechazada por aquellos que se dicen ser de “Izquierda”, bajo el argumento que se están privatizando recursos propiedad de la nación. Pretende que sea PEMEX (Una de las dependencias más corruptas del país) la que lleve a cabo todas las inversiones necesarias para extraer el petróleo en aguas profundas, aproveche y distribuya el gas natural, y construya las refinerías y plantas de petroquímica básica. El problema es que PEMEX está al borde de la quiebra, su deuda, supera por mucho sus multimillonarios activos. La CFE tampoco tiene los recursos suficientes para construir las plantas de generación eléctrica que el futuro del país requerirá.

La izquierda mexicana, fieles s su doctrina, se oponen a la inversión privada en el aprovechamiento de los recursos energéticos ocultos en el subsuelo del territorio nacional, como un tesoro enterrado que millones de mexicanos necesitamos que sea extraído y que sirva para crear riqueza que tanto este país necesita. Con esta oposición a la reforma energética la izquierda mexicana, como siempre, utiliza una línea discursiva nacionalista muy atractiva a nuestros oídos, pero que en términos pragmáticos nos lleva a mantenernos en la pobreza.


 

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