John B. Taylor, Profesor de Economía de la Universidad de Stanford.
Al
igual que a muchos economistas monetarios, recientemente he sido contactado por
los reporteros y comentaristas para decir unas pocas palabras acerca de la
política monetaria en tiempos de Ben Bernanke al frente de la Reserva Federal. Ya en
diciembre la oficina de Washington del Wall
Street Journal me pidió a mí y a otros que escribieramos una breve declaración
de 300 palabras sobre el tema. Aquí están las 300 palabras:
Muchos recordarán a Ben Bernanke por las acciones clásicas de
estabilización de los bancos centrales tomadas durante el pánico del otoño de
2008, incluidos los préstamos de emergencia a los bancos y las líneas de swap con bancos centrales extranjeros.
Pero los historiadores también podrían considerar medidas que la Fed tomó antes y después del pánico.
Durante 2003-2005, poco después de la llegada de Ben Bernanke
apoyó al Consejo al subrayar las preocupaciones deflacionarias, pero la Fed se embarcó en una política de
tasas de interés muy bajas. La política fue “racionalizada” en parte por estas
preocupaciones deflacionarias, pero era una desviación de una política que
había funcionado bien durante dos décadas, y exacerbó el auge de la vivienda y
la condujo a la toma excesiva de riesgos.
El surgimiento de los impagos se inició en 2006. Pero la Fed diagnostica mal los golpes
resultantes de balances de los bancos como un problema de liquidez pura, y su
tratamiento inicial - vertiendo fondos en el mercado interbancario a través de
la Term Auction Facility 2007 - hizo
poco bien. La Fed luego siguió con
una política en -otra vez- de un nuevo plan de rescate que creó más
inestabilidad. Cuando la Fed rescató
a los acreedores de Bear Stearns en
marzo de 2008 los inversionistas asumen que los acreedores de Lehman Brothers serían rescatados
también. Cuando no lo hicieron, fue una gran sorpresa. Con esta incertidumbre
en la política alcanzando estos niveles, cundió el pánico.
Tras el pánico, la Fed
comenzó a disminuir los préstamos de emergencia, pero luego se embarcó en una
política totalmente sin precedentes - compras masivas de valores respaldados
por hipotecas y del Tesoro, conocido como flexibilización
cuantitativa (QE). La economía ha crecido lentamente con QE en comparación
con recuperaciones anteriores sin QE y muy por debajo de las predicciones de la
Reserva Federal. Muchos argumentan que la QE no ha reducido el desempleo, pero
ha disminuido la independencia y la credibilidad de la institución, lo que ha
opacado los efectos de la adopción de una meta de inflación numérica. Ahora,
sólo un año después del comienzo de la última ronda de QE, la Fed está luchando con la forma de dar
marcha atrás como muchos lo habían advertido.
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