viernes, 11 de octubre de 2013

Como Hijo de Pobre




Es absolutamente necesario que se comprenda el error de aquellos padres que se proponen darle al hijo felicidad, como quien da un regalo.

Lo más que se puede hacer es encaminarlo hacia ella, para que él la conquiste.

Difícil casi imposible, será después. Cuando menos trabajo se tomen los padres en los primeros años, más muchísimo más, tendrán en lo futuro. Habitúalo madre, a poner cada cosa en su sitio, y a realizar cada acción a su tiempo. El orden es la primera ley del cielo. Que no esté ocioso, que lea, que dibuje, que trabaje, que te ayude en alguna tarea, que se acostumbre a ser atento y servicial. Deja algo en el suelo para que él lo recoja: incítalo a limpiar, arreglar, cuidar o componer alguna cosa, que te alcance ciertos objetos que necesites; bríndale en fin, las oportunidades para que emplee sus energías, su actividad, su voluntad, y lo hará con placer.

Críalo como hijo de pobre, y lo enriquecerás; críalo como hijo de rico, y lo empobrecerás para toda la vida.

 

CONSTANCIO C. VIGIL

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