“Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro
Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la
opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que
mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto”, postuló
José María Morelos y Pavón.
El 14 de septiembre de 1813, ante los integrantes del Congreso de
Anáhuac, instalado en Chilpancingo, el general Morelos presentó el documento
que tituló Sentimientos de la Nación.
En él se condensan el ideario de la insurrección por la independencia nacional
y los principios constitucionales de la nación mexicana, planteados por el
caudillo.
Los Sentimientos de la Nación constituyen
la síntesis de algunas de las ideas más avanzadas de la época, así como el
planteamiento de una nación autónoma y el referente fundamental para la vida
constitucional de la nueva patria “libre e independiente”, reconociendo que su “soberanía
dimana inmediatamente del pueblo”. Fue la triunfal antesala independentista a
la instalación del Congreso de Chilpancingo en 1813 y de la promulgación de la
Constitución de Apatzingán en 1814.
Diez años después, en
1824, a tres años de consumada la independencia, fue promulgada la Constitución
Federal de los Estados Unidos Mexicanos, primera de la nueva nación, siendo
presidente Guadalupe Victoria. En dicha Constitución se estableció que “la
nación mexicana adopta para su gobierno la forma de república representativa,
popular y federal”, y dividió el poder de la federación en legislativo,
ejecutivo y judicial.
“Temamos el juicio de una
posteridad justa e inexorable que nos espera”, dijo José María Morelos en su
discurso durante la instalación del Congreso del Anáhuac.
“Temamos a la historia que
ha de presentar al mundo el cuadro de nuestras acciones, y ajustemos nuestra
conducta a los principios más sanos de honor, de religión y de política”.
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